La revolución
industrial a finales del siglo XVIII es una pieza clave para entender el
nacimiento en Inglaterra de las “colonias industriales”.
Durante la
segunda mitad del siglo XIX se expande en Cataluña la implantación de este tipo
de fábricas por el desarrollo tecnológico que supuso la turbina hidráulica.
En las cuencas de
los ríos Ter y Llobregat se implantaron numerosas colonias por la existencia de
carbón en las cabeceras de estos ríos. Se han hecho estudios internacionales y
parece ser que el Llobregat fue el rio más aprovechado de Europa hasta los años
50 del silo XX.
Los dueños de
las colonias contaban con mano de obra barata contratada para la fabricación de
todo tipo de telas o zapatos. La colonia era un recinto aislado y salir de ella
en aquel momento era bastante complicado ya que viajar suponía mucho esfuerzo.
Se socializó la producción, aprovechando los recursos hidráulicos y del carbón.
Los empresarios
se nutrieron de obreros que venían del campo de otras regiones de España donde
la vida aún era peor.
Como las
condiciones de vida eran mucho mejores que en las ciudades, la conflictividad laboral
era muy escasa.
El empresario
lo controlaba todo, sueldos, trabajo, formación, economato (lugar donde se
realizaban las compras, tanto de alimentos como de artículos de limpieza o
utensilios).
Existía lo que
se denominaba "cama caliente" un obrero dormía mientras otro trabajaba.
En muchos casos disponía de escuela cuya enseñanza era separada para niñas y
niños, tutelada por el patrón y el clero. La colonia también disponía de
Iglesia.
La fábrica era el lugar predominante y el eje de la colonia, otro lugar destacado era la casa del amo, donde residía la familia distinguida, el sistema era muy similar al feudal de 500 años antes. Las pequeñas casas para los obreros eran de diferente superficie dependiendo de la categoría del trabajador en la fábrica.
Colonia Industrial Cal Pons, Puig-reigExistió la
denominada economía circular, lo que cobraba un obrero como salario o con
papeletas canjeables, se lo gastaba en los comercios de la colonia, como en el economato
o la cantina, y así, el patrón ahorraba y todo el dinero volvía a sus manos.
También solía haber una taberna donde distraerse o jugar a las cartas, un
teatro y un casino donde tentar a la suerte. Las casas se alquilaban a los
obreros, es decir, negocio redondo.
Con la visión
de hoy podemos darnos cuenta que en aquel momento el capitalismo estaba en estado puro.
La vida en la
colonia empezaba con el toque de la sirena a hora muy temprana y todos los obreros
se dirigían a sus puestos de trabajo para comenzar su jornada laboral.
En la colonia había unas estrictas normas y un trabajo duro para todos. En aquel momento era un sistema revolucionario, trabajaban mucho, pero podían vivir.
En Cataluña
hubo unas 80, con un gran número de familias venidas del resto de España, sobre
todo del sur.
La esclavitud
se abolió en España el 4 de julio de 1870, en ese año se promulgaba en
España la Ley preparatoria o de abolición gradual de la esclavitud, conocida
también como “Ley de vientres libres” o “Ley Moret”.
La RAE define
la palabra esclavo como la persona que carece de libertad por estar bajo el dominio
de otra. También se define como persona que carece de libertad y derechos propios
por estar sometido de manera absoluta a la voluntad y el dominio de otra
persona que es dueña y que puede comprarse como si fuera una mercancía. ¡Ahí lo
dejo!
Se debe decir
que en las colonias industriales no había esclavitud, aunque pertenecer a un
colectivo como aquel no distaba mucho al pertenecer al amo de la colonia como
una mercancía más.
Barcelona fue la
principal provincia fabricante de la industria textil y de calzado, en 1860 fue
pionera en la modernización tecnológica gracias a la revolución industrial.
En 1900 Cataluña
producía el 35% del calzado español, los salarios eran mejores que en el resto
de España por el elevado coste de la vida.
Calzados
Segarra, competidor de mi bisabuelo en la industria del calzado, fue una
empresa puntera y tuvo una colonia de fabricación con 300 viviendas para sus
trabajadores, que incluso contaba con instalaciones deportivas y clínica.
Silvestre
Segarra comenzó su actividad en 1882 elaborando alpargatas de esparto, el
calzado propio de las clases populares, pero pronto se convirtió en el
principal proveedor de botas para el ejército al servir un calzado mucho más
duradero, las botas tenían suela de goma y eran de piel, recuerdo que de niño
tuve unas botas llamadas “Segarrinas” muy parecidas a las que luego calcé
haciendo el Servicio Militar. Pero eso es otra historia.
El 1 de junio
de 1903, en un mitin de la sociedad “La igualdad” al que asistieron más de 2000
personas según los periódicos “Diluvio” y “La Publicidad” se acordaron las bases
para regularizar el trabajo en la industria del calzado. La parte más importante
del dictamen la presentó un obrero, apellidado Montesinos. En ella se exigía
que se aboliera el trabajo a destajo y la jornada laboral fuese de 8 horas,
aparte de regularizar el salario, la clasificación laboral y que hubiera
igualdad de salario entre fábricas y talleres más pequeños. Muy pocos patrones
contestaron y el 15 de junio se acordó hacer huelga por unanimidad de los
presentes, poco después algunos obreros fueron detenidos por la policía, otros
obreros fueron a protestar al Gobernador Gonzalez Rothwos quien dijo: “La
huelga es coartar la libertad al trabajo, cosa que de ninguna forma puedo
consentir”.
Una comisión de
huelguistas se presentó en una fábrica del barrio de Gracia para comunicar a
los trabajadores la declaración de huelga, el patrono los recibió con un
revólver en la mano y estos también sacaron armas de fuego, aunque parece que
la cosa no fue más allá.
La huelga tuvo
mucha repercusión ya que había mucha precariedad laboral, hasta el punto que muchos
de los obreros trabajaban en sus casas con sus herramientas y en caso de
accidente nadie se responsabilizaba, pero sobre todo con unos ingresos muy
escasos. En pocos días de presión, los empresarios vieron la necesidad de crear
una comisión para tratar con los huelguistas y después de mucho estira y afloja
los patronos concedían jornadas de 9 horas haciendo constar que la comisión que
visitó las fábricas había sido bien atendida por los patronos. Por las mismas
fechas se había declarado huelga en muchos otros sectores, transportes, albañiles,
torneros, picapedreros etc. Es decir, el ambiente estaba muy crispado por las
circunstancias políticas y sociales, la gente no tenía suficiente dinero para
vivir.
Se acordó finalmente
en julio del mismo año, aparte de la jornada de 9 horas, que se incrementaran
los sueldos un 15%, que todos los obreros trabajasen en fábricas y que los patronos
facilitarían las herramientas a los obreros en el mismo centro de producción, entre
otras mejoras. Puede definirse que hubo una regularización en el sector, sin
llegar a ser un triunfo para ninguna de las partes.
En lo referente
a mi bisabuelo paterno supuso una pérdida de respeto frente a sus trabajadores,
lo que agrió aún más su carácter. Desde aquel momento se metió en política creando
años más tarde el Partido Socialista Obrero de Alfonso XIII. ¡Qué paradojas tiene
la vida! Un patrón que abusaba de sus empleados creó un partido “Socialista y
Obrero”.
En enero de
1916 se aprueban los estatutos del partido donde dijo ser un partido catalán fundado
por un conjunto de obreros conscientes que sienten en su corazón los alientos
de la Monarquía y que tienen al Rey por bandera y que aspiran a reunir a todos
los amantes del orden, el progreso y para el engrandecimiento de España.
A la presentación del partido en el “Teatre nou” de Barcelona a la que asistieron personalmente los
reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, junto con el Gobernador Civil,
el Capitán General, el Jefe Superior de Policía y el Comisario General de Seguridad.
Se inauguró la nueva sede local del partido con los siguientes principios, engrandecimiento
de la Patria y sus regiones, mejora de la defensa, avance en la salud pública,
mejoras en la ciudad de Barcelona, teniendo en cuenta la crisis que se avecinaba.
Por otro lado,
trabajar con las autoridades por el mantenimiento del orden y el respeto a la propiedad
y a la libertad de trabajo. Siendo sus lemas, paz, cultura, sanidad y justicia,
hacer profesión de amor a Cataluña, a su lengua, a sus tradiciones y a la nación
gloriosa. Teniendo como objetivos, Monarquía y Trabajo.
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